Activo: Qué es un activo, clasificación y pérdida de valor

Los recursos financieros de una compañía se dividen entre el pasivo y el activo, cuya diferencia da el patrimonio neto. En este artículo explicamos en detalle el activo de una empresa.

Los recursos financieros de una compañía se dividen entre el pasivo y el activo, cuya diferencia da el patrimonio neto. En concreto, el activo se refiere a los bienes y derechos cuya propiedad se ostenta. Vamos a analizar qué es un activo, cómo se clasifican y cómo se contabilizan sus pérdidas de valor.

Qué es un activo

Empezaremos definiendo qué es el activo de una empresa: se define como todo recurso que posee y que representa un beneficio futuro para ella, tanto de índole económica como patrimonial. Esto significa que el activo no es necesariamente dinero líquido, sino cualquier bien o derecho convertible en dinero en algún momento del tiempo.

Los activos, por lo tanto, están destinados a generar un rendimiento económico procedente de algún suceso del pasado, como puede ser una inversión, la adquisición de maquinaria o herramientas de trabajo, o la compra de un local para desarrollar la actividad empresarial. También los préstamos pendientes de cobro se consideran parte del activo.

En contabilidad, el activo es una de las tres partes que componen el balance de situación: resultado de restar los activos menos los pasivos es el patrimonio neto de una empresa.

El activo se diferencia del pasivo en que este último se refiere a la estructura que soporta la financiación de los activos, es decir, las deudas de la empresa con terceros. Los activos, por el contrario, son propiedad íntegra de la empresa y están bajo su control total.

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Clasificación de los activos de una empresa

El activo, a su vez, se subdivide en dos grandes grupos: el activo fijo (o no corriente) y el activo circulante (o corriente). La diferencia esencial entre ambas categorías es el plazo en el que dichos activos son susceptibles de ser transformados en dinero líquido.

De este modo, y a efectos contables:

  • Activo fijo. Los elementos que lo componen tienen una vida útil superior a un año. Su conversión en dinero líquido se produciría en un plazo bastante largo. Algunos ejemplos de activos fijos son los locales comerciales, naves o almacenes; también los vehículos de empresa y la maquinaria de trabajo, y los derechos de cobro con un vencimiento mayor a un año.
  • Activo corriente. El activo corriente comprende todos aquellos elementos cuya vida útil es inferior a un año. En este grupo entrarían el inventario, las mercaderías y la tesorería (el dinero líquido que posee la empresa, por sí mismo). También los derechos de cobro con un vencimiento menor a un año.

Pérdida de valor de un activo

Los activos están sujetos a depreciación, es decir, a sufrir una pérdida de su valor original. Se puede deber a distintos tipos de factores:

  1. Externos. Alteración del valor de mercado, capitalización bursátil, tasas de interés y retorno.
  2. Internos. Obsolescencia, deterioro físico, cambios de uso, rendimiento económico inferior al esperado.

El Plan General Contable contempla modos distintos de contabilizar estas pérdidas de valor, según sea el origen de la depreciación, y si existe alguna posibilidad de recuperar algo de dicha pérdida.

Al definir qué es un activo, estamos reflejando todo lo que conforma las propiedades de una empresa; al clasificarlo entre activos corrientes y no corrientes, se diferencia el tiempo que tardan dichos activos en convertirse en dinero. Esta información es esencial para situar con precisión su posición financiera en el tiempo.

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